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Conjuro para las niñas y mujeres este 8 y 9 de marzo


Por: Lauri Cristina García Dueñas

Que tu concepción sea fruto del amor y el consenso. Que tu madre pueda parirte sin ser vejada por malos procedimientos o médicos violentos.

Que nadie se acerque a tu cuarto o cuerpo infantil para ponerte las manos encima con intenciones de animal depredador. Y que si lo intenta, sea fulminado y muerto de inmediato por una fuerza divina y descomunal.

Que cuando sangres la primera vez, haya alguien que te explique que no tienes nada de qué avergonzarte y haya en tu mesa doce flores para celebrar tu llegada entre nosotras. Tu sangre, la mía y la de nuestras abuelas es sagrada, que nadie te diga lo contrario.

Que puedas ir con tus amigas donde tú quieras, vestida como se te de la gana. Y que quienes quieran incomodarte con sus ojos o palabras, queden ciegos y mudos para siempre. Que las manos que intenten tocarte sin tu permiso queden tullidas ipso facto.

Que nunca te falten los libros y la educación, que el dinero se multiplique por diez para que tengas lo suficiente para el pasaje, la merienda, para que tus senos crezcan libres debajo de tu camisa de la escuela.

Que tu panza siempre esté llena de comida y tu cabeza, de ideas tuyas y no de tus maestros. Que nunca temas al sonido y consecuencias de tu voz.

Que nunca te detengas por culpa o miedo a incomodar. Que no te esmeres por quedar bien. No tienes que ser perfecta.

Que puedas jugar en un equipo de fútbol o conseguir una beca para ser científica. Que sea tu deseo el que se consagre y las expectativas no te cerquen.

Que tu origen o tu aspecto nunca sean obstáculos. Que tengas orgasmos. Muchos. Con quien tú elijas. Que nunca crezca la insatisfacción a lo largo de tu cuerpo y quien desee entrar o salir de ti te cuide como las campesinas a la tierra negra.

Que no se nos vaya a ocurrir pelear por un hombre. Que tengas el dinero suficiente y un cuarto propio. Pero no solo tú, pero no a costa de otras y otros. Que no seas la excepción. Que transformemos esencialmente la estructura material que nos rige.

Que viajes y el mundo se te abra en todas las partes que tú decidas. Conocer más allá de tu lugar de nacimiento fortalecerá tus piernas y tus ideas. Si algún día deseas tener hijas o hijos, que no les falte nada, ni a ti ni a ellos.

Que no te dejen sola pariendo o criando.
Que no tengas ganas de morirte porque ya no aguantas.

Que la gente entienda cuando deseas tener hijos, que la gente entienda cuando no deseas tener hijos. Que no pregunten por qué ni te molesten con cuestionamientos intrusivos.

Que te amen con rigor realista sin trampas románticas y tú ames a quien y cómo escojas.
Que nadie te ponga encima insultos o golpes. Que sea imposible.

Que nadie te mate o mate o desaparezca a tus hijas o hijos. Nunca. Bajo ninguna circunstancia. En ningún lugar. Que solo escribirlo o leerlo sea inconcebible.

Que no enfermes, y si enfermas, te cuiden con aplomo. Que haya una urdimbre de personas que no te permitan sentirte sola.

Y, si tu mente a veces se obnubila, puedas volver en ti en tus propios términos.

Que tengas una vida larga, longitudinal, intensa y los recursos materiales sean vastos como el  magma esencial que habita en tu cuerpo.

Que mueras de muerte natural, y siendo muy anciana, te cierren los ojos las manos de quienes te amen.

Que haya aire, agua, fuego y tierra para todas.
Que vayamos juntas a marchar, que paremos no solo el 9 sino cada vez que estemos cansadas.

Que ningún policía, empresario, político, maestro, sacerdote o señor nos detenga.

Que la policía quede inmóvil frente a nuestro mar violeta y verde. Que no nos dañe nadie nunca.

Que ni las palabras mal intencionada nos rocen. Que gritemos y cantemos por las ausentes. Que cuando te vea, nos abracemos. Aunque no te haya visto antes.

Y que nunca haya entre nosotras dos mujeres que puedan llamarse enemigas.Este es mi deseo, ancestras, hermanas, amigas, este es mi conjuro.

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