Header Ads

Ser mujer indígena en Guerrero

Ña cuyo nasi,i ka an tu,un davi ta taxini na mi,in xinina yo // Ser mujer indígena, nos ven como basura

Desde violencia de género que cometen mujeres a otras mujeres, a violencia intrafamiliar, denigración y  revictimización de las autoridades al denunciar la desaparición de algún miembro familiar, mujeres indígenas como Edith y su madre, doña Amalia han sufrido a lo largo de sus vidas.

Por: Rosalba Ramírez Hernández

Fotografía: Isael Rosales

Si fuéramos hombres a lo mejor no nos tratarían así. Nos ven como basura. "María" accede amablemente a platicar conmigo en una cafetería ubicada en el centro de la Ciudad de Tlapa, región de la Montaña de Guerrero, en donde el consumo mínimo era de cien pesos. Ningún café vale menos de 50. Pero además, te incluyen 50 pesos más de cobro por concepto de energía eléctrica por conectar un cable de computadora menos de 20 minutos. La propietaria dice que quienes acuden están obligados ha hacerlo. Pago, mientras "María" y su prima que la acompañó bajan la mirada al piso. Afuera del local reinan los precios altos de aparatos electrónicos que en ciudades como Acapulco, los encuentras a la mitad de eso.

La prima de "María" entretiene al bebé de un año, dos meses mientras ambas nos sentamos en una mesita en la izquina del local. Sonríe en tanto formuló la pregunta, le digo que mi intención es escribir un texto por motivo del Día Internacional de la Mujer Indígena, y en ese contexto, informar como es la vida de una mujer en Guerrero o al menos en la Montaña de Guerrero.

Ella es integrante del colectivo "Luciérnaga" cuya creación se dio en honor al luchador social, Arnulfo Cerón Soriano asesinado en 2019 y el cual tiene como objetivo buscar a familiares desaparecidos.

"María" ingresó cuando su hermano Fredy de 16 años desapareció en 2016 al salir por una recarga para su celular. Desde esa fecha y hasta ahora, junto a su madre, doña Amalia han emprendido búsquedas en las montañas, las veredas, los barrancos y más allá. Acuden al ministerio público pero solo reciben risas burlonas y menosprecio de los servidores públicos.

A doña Amalia le sobreviven cinco hijos, una niña de cinco años, un niño de 7 y un niño de 12 años con discapacidad que no ve, no habla y no camina.

El señor Federico y padre de "María" fue torturado, asesinado y encontrado el 23 de agosto de 2020, en el cerro de la Campana en la comunidad de Cuatipan, municipio de Atlajamalcingo.

El padre de "María" tenía 47 años cuando salió de su casa y se dirigió a San Miguel Almoltepec, municipio de Coachoapa el Grande para retribuir con el arreglo de un tanque de agua a esa comunidad. Por ser propietario de un terreno de ahí, la tradición es retribuir un apoyo a la sociedad, pero ya no regresó a su casa. Fue "María" la que se enteró de la muerte de su padre por fotografías.

El esposo de "María" tuvo que vender una concesión de radio en la que él trabajaba para subsistir por algunos meses tras el asesinato de su padre y para pagar los gastos de entierro. Recientemente al cumplir un año de su muerte, vendieron un terrero para seguir sobreviviendo.

"María" recuerda que los últimos meses de su padre junto a su mamá él la "consintió" mucho, le compraba su ropa y sus huaraches, la llevó al doctor para tratar una enfermedad que le provoca que su cuerpo se hinche. El ultrasonido, estudio al que les alcanzó el dinero para practicar, no arrojó el diagnóstico completo pero la doctora les había dicho que se debía a un exceso de líquido en el hígado y que esporádicamente tendría que ser drenado. Don Federico le preparó varios temacales para depurar las toxinas de su cuerpo por medio de la sudoración con piedras y agua caliente. Le sirvió muchísimo y dejó de hincharse pero ahora que Federico no está, doña Amalia decayó, se siente sola, no sabe qué hacer con sus hijos pequeños porque tiene que salir a trabajar.

Pero no siempre fue así. "María" reconoce que su padre fue machista. Sus padres se conocieron en el zócalo de la ciudad de Tlapa. Federico vendía raspados y Amalia lavaba ropa. Se juntaron y se fueron a vivir a la comunidad de San Miguel, en el municipio de Cochoapa el Grande.

Cuando "María" era pequeña, Federico golpeaba a Amalia porque no había comida hecha cuando llegaba a la casa y si la encontraba dormida le reprochaba que estuviera cansada por "acabar de ver a alguien", pero si la hallaba despierta también la golpeaba porque "estaba esperando a alguien". Siempre bajo los efectos del alcohol.

"Me sentí muy mal porque mis papás seguían juntos cuando yo decide casarme. No soportaba ver como mi padre golpeaba a mi mamá, ya no quería seguir viendo eso. Y cuando decidí estudiar le dije a mi papá y él me dijo que no porque yo él había salido adelante y que nadie le había ayudado".

Muchas veces se sentó a platicar con su madre y le decía déjalo porque esa violencia le estaba enseñando a sus hermanos, su madre solo le respondía "tu padre me pidió perdón ya". La violencia era solo cuando él bebía.

El padre de doña Amalia fue por su hija en 2010, a la ciudad de Tlapa para llevársela de regreso a su comunidad en San Miguel cuando se enteró que la violentaba Federico. A los dos años desde Estados Unidos, y por la radio (porque no había teléfono en esa comunidad en 2004) Federico le pidió que regresara a Tlapa. Mientras él enviaba dinero de aquel país, Amalia lavaba ropa, así lograron comprar un terreno de 80 mil pesos donde se construyeron una casita de madera.

Dentro del matrimonio lograron adquirir dos terrenos, uno de ellos el que compraron como patrimonio y uno más que le heredó el padre de Amalia. De ahí, "María" considera que pudo surgir la desaparición de su hermano quien sería el heredero principal.

Cuando asesinaron a Federico, su hermano y tío de "María", les quitó el terreno que habían comprado en la comunidad de San Migueliguel Almoltepec. "En lugar de venir a apoyarnos económica o moralmente, nos vino a reclamar que nosotros lo matamos y no lo cuidamos. Mi madre se sintió triste y enojada porque cuando estaba vivo nunca lo vinieron a visitar y cuando murió la culparon". Incluso, le achacaron un amante.

"María" recuerda que cuando tenía tres años presenció cómo su tía Catarina hermana de Federico golpeó a su Amalia a puño cerrado provocándole que la sangre brotara de la nariz y su ojo derecho se tiñera de morado porque su padre, que había cruzado a los Estados Unidos, había pedido prestado para el viaje y le pidió pagar ese dinero cuando lo envió. Catarina se molestó y dijo "ustedes se endeudaron, no yo. Ve a pagarlo tú porque eres su esposa".

En medio del velorio de Federico, su tío le ofreció 15 mil pesos a Amalia, por el terreno que valía 80 mil pesos cuando lo compraron y como no accedió, se lo quitó a la fuerza. Cuando se tuvo que traer de regreso el cuerpo de Federico del Servicio Médico Forense (Semefo) de Chilpancingo, su hermano le ofreció prestar dinero, pero con intereses y Amalia rechazó la oferta.

A estas violencias, se suma una de su vecina. En el pueblo de San Miguel,  ive una mujer que maltrata verbalmente a doña Amalia. Ella le habla por teléfono a "María" llorando a tal punto de desear salirse de su propio hogar. Le grita, le tira basura su terreno, la insulta y por todo buscar iniciar discusiones. Sus hijos, se rumora, se dedican al crimen. Uno de ellos se encuentra detenido en Chilpancingo, y de dos de ellos, se habla que se dedican a secuestrar personas. "Es triste porque para una como mujer es difícil salir adelante sola o con hijos".

Doña Amalia se arrepintió en algún momento de haber conocido a su esposo por su familia, porque son agresivos, dice "María" pero ahora que él no está ambas lo extrañan y su madre recuerda con lágrima los bonitos momentos que ambos compartieron y la lucha que emprendieron por salir adelante los dos.

No hay comentarios

Con la tecnología de Blogger.