Header Ads

Mujeres periodistas y las violencias en las que ejercen su labor





 
Por: Josefina Aguilar Pastor

Este 8 de marzo Día Internacional de la Mujer, definido por la ONU para conmemorar la lucha que a lo largo de la historia han dado las mujeres en todo el mundo por alcanzar el reconocimiento a sus derechos como seres humanas, en igualdad de condiciones, con justicia y paz, es propicio para hacer diferentes reflexiones.

Si bien es cierto, las mujeres nunca han dejado de luchar por sus derechos, por su reconocimiento e inclusión social, desde mi punto de vista, considero que en los últimos años, el movimiento de mujeres en todo el mundo, pese a las resistencias, y los obstáculos ha cobrado una mayor fuerza.

Y es que la violencia hacia las mujeres es ejercida en todos los ámbitos sociales, aun en aquellos, que por su reconocimiento social y público, pareciera que está exento, y me refiero al periodístico.

La violencia feminicida, la máxima expresión de odio hacia las mujeres, ha llegado al gremio periodístico, con los dos recientes y lamentables casos de Lourdes Maldonado -23 de enero-, en Tijuana; y  Mitchell Simón -22 de febrero- en Ciudad de México-, por las que se ha levantado la voz, en exigencia de justicia, castigo a los culpables y un alto a la violencia hacia este sector; existe otras subrepticias violencias, que no se dicen o no se identifican ni siquiera por las propias víctimas.

Las mujeres periodistas nos enfrentamos más allá de la violencia económica en la que las reporteras percibimos un salario inferior al de los reporteros varones, sino a la discriminación por el hecho de ser mujer con expresiones como “a ella no, porque es mujer, necesito a un hombre”.

Es “común”, que funcionarios y funcionarias públicas, hagan “a un lado”, a las mujeres periodistas, no solo para proporcionar una entrevista, la cual es más fácil que se la den a un hombre que a una mujer, sino que al momento de dar la información, ya sea dirigiéndose directamente a los varones, o incluso, una vez terminada la entrevista, dirigirse a “ellos”, y decirles, “al rato te llamo”, o “ya sabes, nos ponemos de acuerdo”, reiterando sus círculos de poder y entendimiento masculinos.

Las mujeres periodistas somos excluidas de pláticas por parte de servidores, servidoras públicas, en las que los reporteros varones son los líderes de opinión, son los expertos en todos los temas por los cuales son consultados; desde su punto de vista, no poseemos la capacidad para opinar e incuso sugerir sobre algunos asuntos públicos.

Las mujeres periodistas nos enfrentamos a los empujones, zapes en la cabeza, no solo por el funcionario público, sino incluso, por los propios colegas hombres que “en un sin querer”, “no me fije”, “son gajes del oficio”, y la mayoría de las veces, sin siquiera esa justificación, nos propinan muy comúnmente.

La obstrucción para ejercer nuestra profesión impidiendo por medio de la fuerza, llegar al funcionario o funcionaria pública para realizar una entrevista. La amenaza principalmente por parte de grupos sociales, como el magisterio, de quitarnos nuestras herramientas de trabajo como grabadora, teléfono celular o cámara para evitar que se grabe, filme o fotografié, una situación que no les es favorable o los excesos que muchas veces cometen en aras de su lucha social.

Pero tampoco, estamos exentas del acoso y hostigamiento sexual, con la promesa de proporcionar información, muchas veces se reciben insinuaciones para sostener otro tipo de encuentros, también toqueteos disfrazados de rozamientos, palmaditas, o sobaditas, e incluso algo más, como una nalgada “sin querer”.

Las mujeres periodistas en el ejercicio de su profesión, no somos distintas al resto de los sectores, nos enfrentamos al clima generalizado de violencia de género, en sus distintos tipos y modalidades.

De ahí, que desde el año 2017, reportera de distintos medios de comunicación, nos adherimos al llamado de “un día sin mujeres”, sumándonos a la huelga convocada a nivel internacional, al no poder inactivarnos todo un día, lo hicimos de manera simbólica por un par de horas.

En 2020, por primera vez, marchamos por las principales calles de la capital del Estado, colocamos flores y realizamos una pequeña guardia de honor, en cada una de las cruces de víctimas de feminicidio, cuyos cuerpos fueron encontrados en la vía pública, concluyendo con un mitin en la explanada de la Comisión de Derechos Humanos.

En 2021, volvimos a marchar, esta vez, nos adherimos a la invitación de renombrar calles con nombres de mujeres, de manera simbólica, declaramos una plazuela como un espacio para las mujeres y la llamamos “Violetas del Anáhuac”, en referencia al periódico mexicano feminista dirigido por Laureana Wright de Kleinhans cuya primera publicación se realizó el 4 de diciembre de 1887.

En 2022, no será la excepción, las mujeres periodistas, volveremos a salir a las calles, por la reivindicación de nuestros derechos humanos, laborales, y de toda índole, por el respeto y reconocimiento a nuestra labor y aporte, por un alto a la violencia en contra de las mujeres, niñas y adolescentes.


No hay comentarios

Con la tecnología de Blogger.