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Grupos criminales han reemplazado la labor del Estado: sociólogo


Por: Rosalba Ramírez Hernández

Acapulco. Los grupos criminales se han convertido en poderes dominantes en las ciudades, pueblos o comunidades en las que operan ante la falta de Estado, pues al llenar un vacío institucional prosperan y en muchas ocasiones, son apreciados por los habitantes en donde gobiernan.

A este vacío, se suma la nula participación de las instituciones de seguridad o educacional y la falta de servicios públicos.

El problema de fondo, -explicó- el profesor del Instituto de Altos Estudios sobre América Latina (IHEAL) en París, Jean Rivelois es que los grupos criminales reemplazaron el trabajo que corresponde al gobierno al proteger, dar empleos e invertir en las ciudades, pueblos o comunidades en donde operan y que incluso, tienen la capacidad de influir en los cuerpos policiacos y la propia política a tal grado de convertirse en actores políticos.

El también sociólogo del Instituto de Investigaciones para el Desarrollo (IRD), arrancó está tarde el taller "Estudio y análisis de las violencias" en el Instituto Internacional de Estudios Políticos Avanzados (IIEPA) en Acapulco. En este primer día, abordó el tema "conceptualización de las violencias", en donde destacó la utilidad social de los grupos criminales pues estos vienen a generar trabajo a jóvenes, invierten sus ganancias y aseguran un orden público dentro de los espacios que controlan.

Además, permiten a los ciudadanos la convivencia diaria, protegen, "y se convierten en los buenos. Los campesinos se vuelven deudores morales obligados a responderles el favor a los grupos criminales (...) Se han convertido en actores gobernantes, son ellos quiénes controlan las polícias municipales".

"El narcotraficante es un benefactor que permite a las familias desarrollarse cultivando maíz pero ya no da suficientes recursos, por eso optan por cultivar la amapola o canabis, esto ya es una empresa y los campesinos aprovechan esto y tienen razón, tienen su familia y su principal deber es dar de comer a sus hijos", dijo el sociólogo en una entrevista posterior.

El Estado -dijo- es permisionario para el trasiego de la droga de los grupos criminales y a su vez, estos dan seguridad al lugar donde operan beneficiándose las iglesias, banqueros, inversionistas y dan pie a los paraísos fiscales.

En cuanto al derecho de piso, lo contextualizó como un impuesto informal e ilegal, es decir, la extorsión que pagan los comerciantes a los grupos criminales que se desarrolla con la complicidad de las autoridades.

Por ello, dijo que el miedo y el terror, son los sentimientos más compartidos en México, seguidos del deseo y la necesidad de seguridad.

Luego, expuso que para atacar este problema, habría que cortar las relaciones que hay entre jueces, policías y criminales, aunque aceptó que no es fácil pues los lugares en donde las organizaciones criminales tienen poder, no hay recursos ni desarrollo.

Previo a finalizar el primer día de este taller, expresó que una de las acciones para combatir al crimen organizado es la militarización del país pero a sabiendas de la infiltración que este organismo pudiera tener del crimen organizado.

"La moda es salir de la violencia gracias a las milicias con el riesgo de que los grupos criminales instalados en el territorio se infiltren en las milicias para tomar el poder local. Estamos en una situación donde por un lado, hay una militarización de la lucha contra el narcotráfico, los malos, los criminales y del otro lado, una reacción de militarización del país que implica la actuación de militares que aseguren el orden público".

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