Acoso sexual a mujeres periodistas en Acapulco

Por: María de Jesús Martínez Hernández

La labor que ejercen las mujeres periodistas, editoras, fotógrafas, diseñadoras, infografistas e ilustradoras en Acapulco, cada vez es más complicada, dado las múltiples formas de violencia a las que se  tienen que enfrentar, convirtiéndose en una barrera para su crecimiento profesional.

En México, tres de cada cuatro mujeres periodistas han sido víctimas de acoso, hostigamiento o agresión sexual, según un estudio del Colectivo Periodistas Unidas Mexicanas (PUM) divulgado en marzo del año pasado.

En ese estudio, el 73 % de las mujeres trabajadoras de medios de comunicación dijo que ha sido víctima de una o más de estas situaciones, aunque muchas de ellas no logran identificarla claramente, explicó el colectivo en un comunicado.

Es tanta la violencia a la que se tienen que enfrentar, que algunas ocasiones terminan dedicándose a otro oficio ajeno  a su profesión. Es indignante enterarse del cómo tienen que enfrentar la discriminación, el acoso, el hostigamiento y la agresión sexual por parte de directivos de medios o propios compañeros.

En algunos casos viven la exclusión de la información, ya que ellos forman sus propios grupos donde se comunican para acudir a las actividades excluyéndolas, y cuando alguna de ellas logra traspasar ese círculo, han tenido que vivir una agresión sexual, quedando expuestas a todo tipo de violencia por parte de sus compañeros reportero y periodistas.

Muchas mujeres periodistas destacan por su creatividad y sus aportes a los medios, sin embargo  la mayoría de las veces son despojadas de la autoría y autonomía quedando fuera de los proyectos que ellas mismas crearon. Son las propias instituciones las que han naturalizado hacer acuerdos solo con los hombres, dejándolas relegadas, subestimadas y en  el desierto laboral por el hecho de ser mujeres.

A pesar de que cada día, más hombres periodistas alzan la voz, como solidarios en los movimientos sociales y exigen la libertad de expresión de sus homólogas, también abundan quienes ejercen violencia en contra de sus compañeras periodistas.

En algunos casos, siguen viendo el  cuerpo de las mujeres como  territorio  de conquista. La mayoría de estos delitos como muchos, quedan impunes, ya que ellas por vergüenza siguen guardando silencio, también por falta de un protocolos para atender estos casos y un programa especial dirigido a  ellas como mecanismo de protección.