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Miguel Ángel Mendoza Zacarías: la ausencia de la sombra






Por Marco Antonio Mönge Arévalo

"La verdad me sentía muy contenta al ver a mi hijo que ya había salido de su bachillerato y, además, porque solo en esas fechas especiales mi esposo nos visitaba".

El mensaje anterior, es el recuerdo posteado por doña Margarita al reverso de la fotografía en la que aparecen ella, su hijo Miguel Ángel Mendoza Zacarías [uno de los 43 normalistas desaparecidos de Ayotzinapa en Iguala de la Independencia] y su esposo Estanislao.

— Esa foto nos la tomaron cuando culminó la secundaría —afirmó don Estanislao Mendoza, mientras me la entregaba.
— Fue el bachillerato —lo corrigió sutilmente doña Margarita Zacarías.

Los padres de Miguel Ángel viven en una humilde casa en Apango, municipio de Mártir de Cuilapan, Guerrero, comunidad marginada aledaña a Tixtla de Guerrero, y a una hora de Ayotzinapa.

Doña Margarita nos recibe amable, su esposo Estanislao había ido a esperarnos a la terminal de combis en un gesto de hospitalidad, pero nosotros nos adelantamos y llegamos antes por otra ruta.

Al interior de la casa [instaurada en el primer cuadro del pueblo, a un costado de la iglesia] esperaban el festejo por el diez de mayo que se preparaba en la cancha de básquetbol, al enfrente de aquella casa en la que creció Miguel Ángel, y que improvisadamente serviría como salón de fiestas.

En ese momento, se percibió un olor a pan recién horneado. Pregunté a doña Margarita si cerca de ahí hacían pan, sorprendida respondió que no era pan. Tiempo después supe que lo que se cocinaba en ese lugar era un dulce típico de la región llamado Pachallota, que la madre de Miguel Ángel recientemente había preparado que acompañaba con atole para su venta, y ayudarse en su economía.

La sombra de la ausencia se percibe en ese apacible lugar, los padres de Miguel Ángel hablan poco, la señora venían saliendo de un dolor en el pie derecho, en el izquierdo tenía otro "que apenas la dejaba dormir", y no la permitía tener mucho movimiento.

El caso de Miguel Ángel Mendoza no era una excepción. Muchos jóvenes guerrerenses terminan por irse a trabajar a Estados Unidos por la falta de oportunidades en Guerrero. Pero en 2013, fue al vecino país del norte estrictamente para pedirle a su padre que regresara a México, dejara de trabajar y volviera a vivir al lado de su madre y sus demás hermanos.

"Fue por mí a los Ángeles, California", recuerda con orgullo don Estanislao. Por lo que el día que Miguel Ángel culminó su bachillerato, fue posible capturar ese recuerdo juntos: doña Margarita, Miguel Ángel y don Estanislao.

Expresándose con cautela, y si bien es cierto los padres de Miguel Ángel no se presentaron cómodos ante mi cámara cuando tomé la fotografía, permitieron, de manera tímida y firme a la vez, que yo hiciera mi trabajo. En un recuerdo que atormenta, pero necesario para "hacer visible" a su hijo desaparecido.

Miguel Ángel Mendoza Zacarias no soñaba con grandes cosas. Solo con felicidad y tranquilidad. Se divertía y trabajaba como cualquier persona. Se sacó de la mente trabajar en Estados Unidos. Tenía 23 años y la certeza de querer dedicarse al normalismo rural y, pese a sus dificultades económicas, logró entrar a la Normal Rural Isidro Burgos de Ayotzinapa, pero fue #desaparecido.

"El 26 de septiembre [de 2014], él [Miguel Ángel] y yo íbamos juntos, en el mismo asiento del autobús, y quedamos de no despertarnos, pero empezaron los balazos y desafortunadamente él corrió para un lado y yo para otro, yo me subí en un bus [sic] y a él lo arrestaron los policías de Iguala, yo logré escapar", es el recuerdo de uno de sus compañeros de clase posteado en su perfil de Facebook App. Desde esa fecha nada se sabe de Miguel Ángel Mendoza Zacarias el Patilludo - Ayotzinapa 43 .
 
 

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