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El 8 de marzo es la Copa Mundial de Fútbol de nosotras las mujeres


 


Por: Candela Garzón / Activista feminista

 

Llega marzo y trae consigo un día memorable, el glorioso 8 de marzo, que se ha vuelto algo así como los Juegos Olímpicos o la Copa Mundial de Fútbol, para las mujeres, claro con su disimilitud.

El equipo contrario es el mismo contra el que nos jugamos la vida todos los días, cuando salimos al trabajo y cuando nos quedamos en casa, cuando tenemos una pareja (llámese esposo, novio, amante) y cuando no lo tenemos, cuando vamos a la escuela y cuando no vamos. 

Pero este día y cada año toca jugar la final contra el que se viste de Estado, de Iglesia, de familia, de academia y de economía.

Y es que como no llenarse de júbilo al jugar la final contra el rival que se mantuvo invicto varias generaciones, la última vez que se supo de su derrota fue cuando nuestras ancestras le ganaron los derechos que ahora gozamos y que nos han permitido prepararnos para cada final, porque cambia el año, pero no la lucha. 

Es fundamental que lleguen de todas las edades, desde la bebé que va en brazos, hasta la abuela que va con la nieta y la hija, tan diversas, llenas de colores, altas, bajitas, con capacidades diferentes, negras, indígenas, mestiza, las que abortaron, las que están embarazadas, las que se unieron en el último momento y las que no son feministas, sí, así es también se pueden sumar y es que ser feminista está bien, pero no serlo también, porque esa es la esencia que anuncia la pronta llegada de la primavera.

Llegado el gran día comparte consignas, amor, miedo, felicidad, rabia, dolor, historias, música, alegría, sonrisas con las que están a tu lado porque, aunque sea la primera vez que se ven, reconocen que algo las une y por eso están ahí y es la convicción de creer en ti, en todas, desde la individualidad y la colectividad para seguir ganando derechos y abriendo camino para las demás.

Termina el juego y las emociones siguen desbordadas, el sol empieza a ocultarse y todas esperan ansiosas el resultado y nos damos cuenta de que no fue en vano, hemos ganado, porque salimos a las calles, porque estamos juntas, porque seguimos vivas, porque escribo estas líneas y porque somos las protagonistas y estamos haciendo historia desde por y para nosotras.

Y con toda esa energía regresamos a casa con la pila recargada, para continuar la vida y elegir camino…


 

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