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Enfrentar el crimen





Por: José Antonio Rivera Rosales


Nada tan complicado y riesgoso como el combate de la criminalidad. Esa es la labor que está desarrollando el gabinete de seguridad federal encabezado por Omar García Harfuch.

En contraste con los seis años anteriores, temporada que fue utilizada por los grupos criminales para fortalecer sus operaciones, durante la actual gestión del gobierno de Claudia Sheinbaum se han lanzado batidas certeras contra las principales formaciones ilícitas en 17 estados de la república, Guerrero incluído.

Tal es el motivo por el que se han producido reacciones violentas en diferentes puntos del territorio guerrerense, pero sobre todo en Acapulco, lo cual se ha visto agravado por la omisión de la Policia Preventiva Municipal.

El caso es que en los primeros seis meses de gestión de la presidenta Sheinbaum, las fuerzas federales han capturado a 17 mil 258 delincuentes que han incurrido en delitos de alto impacto, especialmente por la comisión de homicidios, secuestros y extorsion agravada en los 7 estados en los que se han concentrado la mayor parte de los ilícitos.

Esos siete estados son Guanajuato, Edomex, Sinaloa, Jalisco, Michoacán, Baja California y Guerrero. En cinco de esos siete estados el Cartel Jalisco Nueva Generación (CJNG) es la organización criminal predominante, por sí sola o por vía de otros grupos locales. En menor medida participa el Cartel de Sinaloa (CDS), cuyas facciones mantienen una guerra que ya ha provocado un millar de muertes.

Hacia esos estados se ha dirigido la estrategia oficial del Ejército Mexicano, Armada de México, Guardia Nacional, Fiscalía General de la República, Centro Nacional de Inteligencia y, desde luego, la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana. Parece ser que el objetivo de la estrategia federal priorizó la matenión a las siete entidades ya citadss -entre ellos el estado de Guerrero-, dejando para después el combate a otras foormaciones delincuenciales tanto del norte como del centro del país.

Según informacion oficial, en los primeros seis meses de la actual administración las fuerzas federales han decomisado un total de 140 toneladas de droga -fentanilo, heroína, cocaína, marihuana y drogas sintéticas-, así como 750 laboratorios clandestinos de droga destruidos -el último operativo, en la Tierra Caliente de Guerrero-.

En ese gran total de decomisos, se incluyen las 4.2 toneladas de cocaína pura decomisadas por personal de la Armada el pasado 21 de abril frente a  costas guerrerenses, lo que se traduce en pérdidas millonarias para las formaciones criminales.

El total de 140 toneladas de drogas decomisadas ha causado un daño patrimonial  por casi 3 mil millones de dólares a los cárteles. Son pérdidas sensibles, que han sin duda han mermado sus capacidades.

En cuando a incautación de armas, el gobierno federal ha logrado el decomiso de 9 mil armas de fuego, largas y cortas -incluyendo algunos lanzacohetes-, que igualmente ha disminuido el poder de fuego de los criminales.

En el caso de Acapulco, la estrategia federal dividió la ciudad en cuatro sectores, integrados por 146 cuadrantes en 252 colonias -las de mayor incidencia delictiva-, en las que se han implementado patrullajes, filtros de seguridad, lectores de placas y arcos detectores de metales en puntos estratégicos, lo que en plazo mediato ha permitido bajar en un 46 por ciento los homicidcios dolosos.

Al estado le  tocó asignar 319 policías estatales apoyados por 51 patrullas y 59 motopatrullas, lo que entre octubre de 2024 y abril de 2025 han permido 161 capturas relevantes que, a querer o no, han impactado entre los cuadros criminales.

Sin embargo, esa gran embestida de las corporaciones de seguridad, con la coordinación de la Policía del Estado y la Fiscalía General del Estado (FGE),  adolece de un hoyo negro gigantesco: los gobiernos municipales, especialmente el de Acapulco, donde se cometen el mayor número de homicidios.

Esto es, la batida contra la delincuencia no es pareja: actúan las fuerzas federales y el gobierno de Guerrero que encabeza Evelyn Salgado, pero dejan mucho qué desear las alcaldías, algunas de las cuales actúan en contubernio con los grupos criminales.

A eso se refirió precisamente la joven mandataria cuando en un mensaje emitido el  22 de abril hizo un “llamado muy respetuoso” para que los alcaldes guerrerenses asuman su responsabilidad en la parte que les corresponde, para garantizar la integridad personal y patrimonial de la ciudadanía guerrerense.

"La tarea de la seguridad es de todos los días, es responsabilidad de los municipios” en coordinación con el estado y el gobierno federal, dijo la gobernante al evocar el caso de Taxco de Alarcón, donde se ha mantenido una coordinación entre los tres órdenes de gobierno. “Taxco es un ejemplo de que, cuando se quiere, se puede”, dijo la gobernadora.

   Pero parece que nadie entendió el mensaje.

La mandataria hizo el llamado a todos los gobiernos municipales para presentar un solo frente de lucha contra la criminalidad que asedia a los sectores productivos de la comunidad.

Pero entre los alcaldes, nadie hizo caso. Muchos de ellos están comprometidos o, de plano, temen enfrentar a los grupos criminales que existen en cada localidad o municipio.

Es una muy mala noticia porque, primero, la seguridad es la responsabilidad fundamental de todo estado que se precie de serlo y, segundo, porque la expoliación que causa el crimen organizado simplemente terminará por provocar un fenómeno de disolución social, con consecuencias imprevisibles.

Que este rastrillaje federal-estatal está causando más violencia y muertes, es lamentablemente cierto. Pero sería peor no hacerlo.

Esperemos que por lo menos el caso de Acapulco rectifique su conducta y se coordine con el estado y la federación para enfrentar este azote que es el crimen  organizado, que no es sólo la droga, sino que hay otros delitos encuadrados en el mismo concepto, incluyendo el tráfico de personas que es lo más deleznable (la policía estatal con apoyo de otras corporaciones recién rescató en Acapulco a una jovencita raptada en el estado de México, por ejemplo).

Como sea, si existe un equipo de seguridad gubernamental confiable y que está obteniendo resultados tangibles, lo menos que podríamos hacer es ofrecer un apoyo irrestricto. Es lo menos que debiéramos hacer como sociedad.

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