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La fe mueve montañas y al Covid 19; con reapertura de templos, retornan los creyentes

Por Ignacio Hernández Meneses

Poco a poco, con la fe en sus corazones, creyentes de la Iglesia Católica retornan a los templos aquí en Acapulco, en la catedral de nuestra señora de la Soledad, las bancas empiezan a llenarse, con la sana distancia por supuesto.

Se ve, se siente que la fe mueve montañas y al coronavirus también, porque los fieles tienen las puertas abiertas desde el pasado 2 de julio, y van empezando a ser más y más.

En las bancas del principal templo del puerto se pueden ver unas cintas amarillas que marcan precaución, "Peligro", a lo largo y ancho de las largas cuatro filas de los asientos de brillante caoba.

Ya empiezan a juntarse en la puerta principal los pordioseros, los indigentes con sus nejas jícaras para pedir dinero. Desde este jueves, "Lagrimita" prácticamente ya tomó posesión de la puerta principal y ya se puso letreo, diciendo con letras chuecas sobre un prohibido platito de unicel que "¡Tengo mucha hambre, ayúdame".

La carta del hermano Leopoldo

Para anunciar la buena nueva, el Arzobispo de Acapulco, Leopoldo González González envió una carta a los fieles y a los no tan fieles: "Muy queridas hermanas, muy queridos hermanos: Les saludo con mucho afecto y pido a Dios les bendiga y proteja. Las autoridades han autorizado un primer paso hacia la celebración de la Eucaristía con presencia física de fieles. Habiendo previsto las medidas necesarias, Les invito a reflexionar en estos dos hechos: El derecho a la vida que cada persona tiene desde el momento de ser concebido hasta su muerte natural, y el derecho a la salud traen consigo la obligación de respetar y cuidar la vida propia y la de los demás, la salud propia y la de los demás. La vida y la salud son bienes preciosos que hemos de agradecer a Dios.

El segundo: la pandemia no ha pasado. Es todavía muy alto el número de contagios y el de hermanos nuestros que mueren con ocasión o a causa de contagio del Covid. La mejor manera de enfrentar la pandemia son las medidas de prevención ante el contagio".

El jerarca católico expuso que en algunos lugares, el no haber observado esas medidas cuando se abrió la posibilidad de otros servicios y actividades en la sociedad, llevó a un repunte de contagios que significó volver a las medidas de confinamiento de la "cuarentena".

Sin embargo, dijo que "podemos mirar con esperanza los días que vienen, confiados en la Providencia Divina, observando y ayudando a observar las medidas de prevención: salir de casa sólo a lo necesario y sólo el tiempo necesario, usar el cubreboca, observar la debida distancia en cualquier lugar donde nos encontremos, lavarnos bien las manos al salir y al regresar a casa, acudir al médico al empezar a sentirnos mal".

Precisó que la Eucaristía se celebrará con solo una tercera parte de presencia física de fieles. "Seamos comprensivos, si ya no queda lugar, y que todavía no es momento en que puedan participar personas que forman parte de un grupo más vulnerable ante el Covid (adultos mayores de 65 años, personas con obesidad o diabetes, enfermas de cáncer, con enfermedades respiratorias o del corazón, mujeres embarazadas o en lactancia…)".

Es una indicación que brota del amor. No se miren excluidos. Es tratar de cuidarlos. También quienes se sientan enfermos por favor queden en casa, y participen de manera virtual de la celebración de la Eucaristía.

Que al entrar al templo toda persona ha de llevar su cubreboca, se le ofrecerá agua y jabón para lavarse las manos o gel antibacterial, se le pedirá pisar en el tapete sanitizante, y ocupar el lugar que se le indique, evitando saludo de mano o abrazo. El saludo de paz será con una inclinación de cabeza y el sacerdote les dará indicaciones para recibir la comunión. "Al salir nos despedimos a la distancia, no prolongamos la plática y volvemos a casa".

Aclaró que en esta etapa, en la que todavía es grave el riesgo de contagio, no habrá celebración de bodas, ni XV años. "Por favor difieran su celebración. Es muy grande el riesgo al que las personas se exponen en las fiestas que se organizan con ocasión de la celebración. Lo mismo en los bautismos y confirmaciones, por ello habrán de celebrarse sólo en caso de urgencia por grave enfermedad. En esta etapa todavía no es posible celebrar fiestas patronales".

Monseñor reconoció que para algunos les es difícil comprender estas normas, pero son para cuidar su salud y su vida. Tampoco se podrán celebrar funerales en el templo. El sacerdote puede con sólo la familia hacer las exequias en la funeraria.

"Nuestros hermanos, que mueren víctimas de esta pandemia, son llevados directamente a sepultar. Alguno de sus familiares avisa al párroco el momento en que pasará la carroza frente al templo parroquial, para que bendiga a nuestro hermano y lo encomiende a la misericordia de Dios. La carroza solo se detiene, el sacerdote hace la oración y rocía agua bendita sobre la carroza y esta prosigue su camino. Miremos con esperanza hacia adelante. Construyamos esa esperanza. Ayudemos a que disminuya el riesgo de contagio".

Que mientras no haya vacuna, sea ya conducta ordinaria, salir de casa sólo a lo necesario y sólo el tiempo necesario, usar cubreboca, observar la debida distancia donde nos encontremos, lavarnos las manos al salir y al regresar a casa, acudir al médico al empezar a sentirnos mal.

"Si evitamos contagios, libramos de tristeza y preocupación a muchas familias, de dolor y sufrimiento a muchos hermanos. El Señor les bendiga y proteja, les muestre su rostro misericordioso y les llene de su paz", puntualizó el prelado católico Leopoldo González González.

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