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Florencia Sánchez Joaquín, primer feminicidio reconocido en la Montaña de Guerrero

Por: Rosalba Ramírez Hernández

El 29 de julio del año en curso, se presentó la primera sentencia condenatoria de feminicidio en la región de la Montaña de Guerrero, por el crimen en contra de Florencia Sánchez Joaquín, una mujer indígena Meppha, originaria de Lomatuza, municipio de Acatepec, que fue víctima de una múltiple violación y asesinato encabezado por su exesposo y hombres del pueblo en el que ella vivía.

El hecho ocurrió el 3 de agosto del 2014 y fue hasta el pasado 29 de julio de 2021 cuando un juez de primera instancia en el municipio de Tlapa de Comonfort condenó a uno de los agresores a 27 años de prisión. Es el primer caso que se condenó como feminicidio en la Montaña.

Florencia Sánchez Joaquín nació el 01 de febrero de 1991 en la comunidad de Loma Tuza, municipio de Acatepec, Guerrero. Solo culminó la secundaria. A los 24 años, el 03 de agosto de 2014, fue víctima de violación por varios hombres y asesinada por su exesposo.

No tenía un trabajo más que el que ejercen miles de mujeres: el cuidado de su hogar. Estableció una relación de concubinato con Marcelino de la Cruz Sánchez con quien vivió aproximadamente cinco años y procreó dos hijas, Adolfa y Anayeli de 5 y 3 años de edad, respectivamente.

Dentro de su matrimonio fue víctima de violencia física y verbal. Se separó de Marcelino seis meses antes de ser asesinada y al separarse él inició otra relación de concubinato, razón por la que Florencia acudió a la Sindicatura Municipal de Acatepec, para solicitarle alimentos para sus dos hijas, lo que hizo enojar a Marcelino, a quien obligaron a alimentar a sus hijas.

En contra parte, Marcelino exigió que los bienes que hicieron dentro de su relación conyugal quedaran a favor de él (televisión, radios), pero en esa ocasión no se pusieron de acuerdo, y al salir de la Sindicatura hubo una amenaza. Su exesposo gritó que "las cosas no se quedarían así que se cuidara porque la mataría".

A partir de entonces, Florencia se dio cuenta que la seguían, eso orilló a que en los siguientes dos meses se refugiara junto con sus dos hijas en casa de su madre, ya que durante el tiempo de vida en pareja hicieron una casa en la orilla del pueblo.

El día anterior en que ocurrieron los hechos Florencia junto con la menor de sus hijas Anayeli, fueron a la casa de salud del pueblo porque la menor tenía problemas de desnutrición y le daban papilla (Vita niño), ya no pudieron regresar a la casa de su madre Catalina porque había llovido muy fuerte y el arroyo creció, quedándose en el anterior del domicilio conyugal.

Llegada la noche, Marcelino junto con otras personas del pueblo ingresaron al interior de su domicilio, quienes después de agredirla sexualmente, la asesinaron con un martillo y a su menor hija Anayeli la aventaron contra la pared de adobe, ocasionándole traumatismo cráneo encefálico (fractura hundida de parental izquierdo) quedando inconsciente y después de tres meses de atención médica se recuperó.

Las lesiones encontradas en el cuerpo de Florencia fueron una herida contusa en el cráneo, una herida contusa que fracturó y en la cual se podía observar el interior de la cavidad craneana, dos hematomas y tres heridas punzocortantes en el cuello.

El día en que ocurrió el feminicidio en contra de Florencia, de inmediato doña Catalina Prisciliano Elidia, su mamá, acudió con el comisario para denunciar el asesinato de su hija, pero como se trataba de una mujer le restó importancia. Tres horas después acudió el Ministerio Público e inició las investigaciones ocho horas más tarde.

En la Montaña de Guerrero es común que en casos de muertes violentas para la realización de la necropsia se traslade el cuerpo hasta el municipio de Chilpancingo, lo que genera un costo para los familiares de la víctima. Doña Catalina no contaba con recursos económicos y prefirió no trasladar el cuerpo, además de que el Ministerio Público siempre le pidió que pagara ocho mil pesos para que regresaran el cuerpo de su hija.

Las investigaciones se iniciaron casi un año después y la consignación del expediente penal, que se tramita en el Juzgado de Primera Instancia en materia Penal en Tlapa de Comonfort, Guerrero, por el delito de feminicidio, el primero que se tipifica en esos términos.

Tres años después, 14 de mayo de 2017 se logró procesar a un responsable estando pendiente actuar contra varios de ellos.

La señora Catalina, se hizo cargo del cuidado y atención de las menores Adolfa y Anayeli de apellidos De la Cruz Sánchez, se dedica a la siembra y cosecha de maíz y frijol para mantener a las menores y se emplea en las jornadas del campo para obtener un pequeño ingreso.

Desde que privaron de la vida a su hija hasta ahora están acudiendo a la ciudad de Chilpancingo a citas médicas con la menor Anayeli quien a raíz de la fractura ocasionada por los agresores debe seguir un tratamiento médico y psicológico. Por el camino de la familia para llegar a la justicia, se ha desencadenado una serie de amenazas y hostigamiento en contra de ellas.

Ante la detención de Marcelino, surgieron amenazas y hostigamiento a la familia de Florencia, lo que orilló a Doña Catalina a solicitar medidas cautelares  desde el 27 de Julio de 2017 en la Comisión de los Derechos Humanos en el Estado de Guerrero.

A la fecha, han transcurrido más de cinco años, sin que se hayan detenido a otros dos agresores por la muerte ocasionada a Florencia.

El Centro de derechos humanos de la Montaña Tlachinollan ha contabilizado desde el año pasado,  hasta agosto un registro de 25 feminicidios cometidos en la región de la Montaña y 30 casos de delitos de carácter sexual cometidos a mujeres menores de 18 años.

En un mapeo realizado por está organización, del 2014 al 2020 se contabilizaron 72 feminicidios en la región de la Montaña. El caso de Florencia, es el primero en juzgarse como feminicidio en el sistema tradicional. En el actual sistema penal acusatorio, Tlachinollan da acompañamiento a dos casos, uno de ellos recibió una condena de feminicidio y el otro que está en proceso.

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