¿Por qué es importante que las mujeres escribamos?
Por: Rosalba Ramírez Hernández / Reportera
Son las tres y media de la madrugada. Es martes 7 de marzo de 2023. Escucho repetidamente a Takashi Kokubo, A story of forest and water, un álbum de 1993 que me topé de chiripada en YouTube cuando en realidad escuchaba la banda sonora de la película La princesa Kaguya. Este momento lo percibo como libertad. Me sirve para concentrarme mientras preparo los textos que han estado llegando a lo largo de la semana para la segunda edición de “Manos Libres”, una actividad realizada en el contexto del 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, desde la plataforma de noticias Lectura Periodística, un medio de comunicación electrónico que creé y dirijo para-auto sustentarme. Este especial de textos busca brindar un espacio exclusivo para la escritura de las mujeres, para que ellas hablen de lo que quieran, como quieran, cuanto quieran.
Porque es necesario escribir de nosotras,
para nosotras. Escribir porque nos da voz, porque nos empodera, nos
independiza, porque nos vincula a las otras, a los otros, porque las palabras
mueven los sentimientos, el pensamiento, porque puede crear un movimiento, los
movimientos, la revolución. Escribir para compartir la sabiduría. Escribir
desde la rabia para denunciar las injusticias, escribir desde el amor para
crear nuevas formas de vida y la vida misma, escribir desde el llanto para
sanar heridas, escribir desde la tristeza para extirpar la oscuridad de nuestro
interior.
Es necesario escribir para denunciar la
compra venta de niñas en las comunidades indígenas de Guerrero, es necesario
escribir porque hoy apareció el cuerpo de otra mujer asesinada, escribir por
nuestra vecina violentada, por la propia violencia a las que la sociedad nos
somete, escribir para evidenciar el sexismo, machismo, clasismo,
discriminación, acoso, desigualdad en los espacios públicos, en nuestros trabajos,
en las escuelas, escribir por la vida que nace en nuestras entrañas, escribir
porque la puesta de sol conmueve hasta las lágrimas, escribir por el maldito
feminicida, escribir por la falta de acceso a la salud digna, escribir por el
novio o ex novio machista, escribir, escribir… pero también leer, leernos,
reconocernos.
Las mujeres periodistas o reporteras,
según un análisis recabado en 2021 por la Agencia de Comunicación e Información
de la Mujer A.C. (CIMAC), cuantifica que solo el 14 por ciento de nosotras
escribimos en los medios de comunicación mientras que los hombres ocupan un 41
por ciento y un 45 por ciento de las notas revisadas fueron firmadas por la
redacción. El panorama no ha cambiado en poco más de un año. No solo las notas
firmadas por reporteras o comunicólogas son inferiores, sino que la presencia
de la mujer en las noticias es casi nula. No se habla de las doctoras, de las
científicas, de las historiadoras, de las antropólogas, de las cineastas,
ingenieras o mecánicas. Ni siquiera un periodismo con perspectiva de género.
Los medios siguen refiriéndose a las alcaldesas o gobernadoras en masculino. De
las mujeres se habla en los medios de comunicación cuando fueron intercambiadas
por un dote, cuando el marido la ultrajó, cuando las violaron, las asesinaron o
desaparecieron.
Por eso, era y será importante arrebatar los espacios que nos pertenecen y sino irlos tomando. A la primera edición de “Manos Libres” respondió Verónica Castrejón Román, periodista, escritora; Josabeth Barragán Torres, doctora en derecho; Angélica Ontiveros, comunicóloga, reportera; Gabriela Bernal Reséndiz, diputada de la 63 Legislatura del Congreso de Guerrero; Cirenia Ixtoj Miquiztli, periodista, defensora de derechos humanos de las mujeres; Josefina Aguilar Pastor, periodista; Evelia Betancourt, directora de Comunicación Social del DIF Acapulco; Marisol Cuevas Serrano, activista; Kenia Guzmán Pérez, periodista; una mujer afromexicana en anonimato impuesto por la violencia; Marben de la Cruz Santiago, diputada de la 63 Legislatura; María Luisa Garfias Marín, doctora, defensora de derechos humanos de las mujeres; Valentina Rosendo Cantú, mujer indígena me’phaa, activista y la gobernadora Evelyn Salgado Pineda. Todas mujeres, cada una empoderada desde sus espacios (Aquí la liga de la primera edición: https://www.facebook.com/457640264790124/posts/pfbid01Sn15XBpW6dgG2pJR8JRtgxFK3epVXYXxvXj3MBpFRKt8SKVYp6ZnABfc3kbDQ6Kl/?mibextid=Nif5oz).
En esta segunda edición llegaron las plumas de Mayra Martínez Pineda, maestra en prevención de violencia de género por la Universidad de Salamanca, España; de una mujer afromexicana en anonimato impuesto por la violencia, (sí, otra vez y las veces que sean necesarias, hasta que encuentre justicia); Patricia Retana Ahuejote, activista; Wendy Alanís Gutiérrez, reportera y presidenta de la Colectiva Feminista “Alas Moradas”; Samantha Valeria Colón Morales, activista en busca de su esposo que ha sido víctima de desaparición forzada; Laura Gómez Flores, nahua chichimeca, feminista defensora de los derechos humanos de las mujeres; María Eugenia Mora, periodista; Jessica Alejo Rayo, diputada de la 63 Legislatura del Congreso de Guerrero; Marcela de Jesús Natalia, periodista indígena ñomnda; Marisol Wences Mina, activista y promotora cultural; Yanely Fuentes, periodista; Kenia Inés Hernández Montalbán, defensora de derechos humanos encarcelada injustamente.
También Indalecia Pacheco León, Licenciada en
Derecho por la Universidad Autónoma de Guerrero; Maestra en Ciencia Política y
Maestra en Género, Derecho y Proceso Penal; Alejandra Mateos, Licenciada
en gastronomía con especialidad en la cocina mexicana; Yesenia Tomatzin Alejo,
Licenciada en Derecho; Emireth Bollás, Comunicóloga; Flor Esmeralda Alcocer,
Licenciada en Sociología de la Comunicación y Educación; Socorro Gil Guzmán,
activista; Albania Morán Martínez, estudiante, ama de casa y madre; Nadia
Maciel Paulino, Defensora de Derechos Humanos; Nora Velázquez, Diputada de la
63 legislatura del Congreso de Guerrero; Viridiana Guevara, Licenciada en Educación
Física; Liana Pacheco, Licenciada en
Administración de Empresas y escritora por pasión; Evelia Betancourt, Reportera y Yoloczin Lizbeth Domínguez Serna, Diputada Presidenta de la Junta de
Coordinación Política del Congreso del Estado de Guerrero.
Estas palabras son de agradecimiento a
ellas, a las mujeres que a través de su pluma desbordaron por segunda ocasión
su pensamiento, compartiendo sus conocimientos con nosotras. Gracias ellas que
dijeron yo sí puedo, hoy tenemos mujeres preparadas para cualquier ámbito de la
vida, gracias a que no se rindieron en el camino tenemos periodistas,
psicólogas, magistradas, comunicólogas, doctoras, escritoras, licenciadas,
abogadas, diputadas, defensoras de derechos humanos, activistas que luchan y
alzan la voz.
Pero, sin restarles importancia, mi cariño respetuoso, mi solidaridad y empatía a las esposas y madres buscadoras de sus hijos desaparecidos que decidieron levantar la voz a través de su palabra escrita. Oro porque la esperanza nunca fallezca y siempre tengan luz en su camino.
Cambié el “por qué no fui hombre” por el “qué bueno que nací mujer”. Puedo repudiar, criticar, protestar, señalar, negarme, emerger, manifestarme, descubrirme, sanarme, mostrarme, amarme. Que esta revolución no huela a pólvora, sino a la fragancia de las flores, nuestras flores.
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