Soy Marcela de Jesús Natalia, orgullosa periodista indígena Ñomnda
Por: Marcela de Jesús Natalia / Periodista
Soy
Marcela de Jesús Natalia orgullosamente indígena Ñomnda, activista, feminista,
defensora de Derechos Humanos y periodista; soy originaria de la comunidad de
los Liros, ubicada en el municipio de Xochistlahuaca en el estado de Guerrero,
pero desde el 2017 tuve que abandonar mi hogar porque unos seres perversos
quisieron apagarme la vida.
La
falta de libertad puede parecer natural cuando no se conoce otra cosa, por eso
le agradezco al universo el haber puesto en mi camino a cada persona, suceso y
lugar que me ayudaron a entender el mundo de otra forma. A la mujer que me
presto su vientre para darme vida le agradezco y recuerdo con amor
escribiéndole estas letras:
Mamá,
nunca te lo había dicho, pero las marcas de tu piel que nacieron de los golpes
que recibiste del hombre que debía amarte, la fuerza con la que me protegiste
de la madre de quien decía ser mi padre cuando quiso llevarme y la imagen de tu
cuerpo erguido resistiendo a los insultos y humillaciones viven en mi memoria.
Recuerdo el día en que mi alma despertó sus ganas de cambiarlo todo: apenas
tenía 9 años, llegaron como siempre los soldados y fumigadores, se comieron los
2 huevos que atesorabas para alimentarnos, robaron nuestras pocas moneditas que
tanto trabajo nos costó guardar y violaron a las niñas que eligieron para
complacer sus miserables instintos; mis gritos no servían de nada, ellos sabían
que nuestra voz solo hacía eco en nuestros corazones rotos porque las
autoridades no veían en nosotros humanidad.
Del
lugar donde venimos las mujeres no florecen junto a su libertad, nuestro futuro
y sexualidad se negocia desde que tenemos 8 años, nuestro cuerpo no nos
pertenece, no se habla de dignidad porque en nuestro idioma no existe y la
familia no es algo que se elige porque piensan que nacimos para darles hijos.
Por eso no cuestiono tu enojo el día que no quise casarme bajo las reglas de la
comunidad cuando apenas tenía 9 años, pues desde entonces sabía que era lo que
no quería e intuía que había algo más allá del monte.
Siento
un gran orgullo de ser tu hija; hoy entiendo que nací en el lugar correcto;
tengo la conciencia para bendecir a quienes me encarcelaron 3 años injustamente
y le pido a Dios que perdone a quienes quisieron quitarme la vida. Mi lucha es
tu lucha y la lucha de millones de mujeres, de las que llegaron antes y de las
que vendrán después. Por eso bendigo tu nombre Clementina Natalia Martínez en
cada momento de mi existencia.
Madre
eres grande, recuerdo tu voz, tus abrazos, tu honor y espero que, en algunos
años, las que vienen, recuerden mi voz, mis abrazos y mi honor; el honor que
nace por el simple hecho de ser tu hija.
Agradezco estar aquí y ahora, por mi raza Ñomnda,
hablaré. Mi lucha es su lucha.
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